Amar a Dios a través del amor a los demás. El mandamiento del amor al prójimo.
- ceinte
- 26 nov 2021
- 3 Min. de lectura
En la entrega anterior del blog, hablamos de que Jesús estableció dos mandamientos en los cuales se fundamenta toda la ley y la predicación de los profetas, "Amar a Dios con toda el alma, toda la mente, y todo el corazón" y el segundo lo encontramos en el evangelio según San Mateo capítulo 22 versículo 39: "El segundo le es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo", siendo éste un mandamiento que puede representar mucha exigencia, sin embargo, viendo a Jesús crucificado, nos resultado apenas poco cuando a ÉL queremos agradar, aunque en ocasiones no es una tarea sencilla.
Para entender este mandamiento, analicemos las dos partes que lo conforman: 1.- el amor a los demás, y 2.- el amor a nosotros mismos. En todo el texto de los evangelios, encontramos las palabras de Jesús directas, firmes, y con toda la sabiduría que él como Dios nos quiere expresar, sus palabras son llenas de fuerza y en esta ocasión nos está diciendo que debemos ¡amar al prójimo como nos amamos a nosotros mismos!, por lo que es fundamental preguntarnos: ¿De verdad me amo?, está claro que no puedo decir que amo a otros si no me amo, de tal forma que solo amándome verdaderamente podré amar al otro, ¿Cómo puedo saber si me amo?, esto es puede responderse en acciones como el cuidado de mi persona en lo interno como lo externo, cuando elijo lo mejor para mi, cuando decido alejarme de las cosas, circunstancias o personas que le hacen daño a mi mente, a mi cuerpo o a mi espíritu, cuando soy feliz con lo que soy y día a día busco la forma de ser mejor en todos los aspectos de mi ser, cuando dejo de sabotearme con pensamientos negativos sobre mi aspecto, situación económica, o la dependencia emocional que tengo para con los demás. Amarme es vivir en plenitud conmigo mism@, disfrutando y viviendo el día a día con agradecimiento, enfocándome a las cosas, personas y circunstancias que verdaderamente importan, si esto no es así, entonces ¿Cómo podré decir que amo al otro?, y como verás no es egoísmo es necesario para darse y servir a los demás, también poniendo limites donde y cuando es necesario.
Ahora bien, cuando vivo con plenitud con mi yo, puedo compartir esa alegría, fortaleza y paz con los demás, generalmente cuando escuchamos amar al prójimo pensamos en los padres, los hijos, la pareja, en suma las personas que pertenecen de forma más cercana a nuestro circulo, sin embargo, Jesús habla del prójimo, y esto no es otra cosa más que todo ser humano, entonces el Verbo Encarnado nos manda a amar a cualquier persona sea cercana a nosotros o no. Cuando vives en plenitud contigo mismo, deseas que los demás sean felices y tu corazón necesita cambiar las situaciones de dolor o sufrimiento, porque eso te hace feliz a ti. De tal forma, no podemos decir que amo a mi familia, pero hago daño a otros, vivimos muchas veces pensando que mientras los nuestros estén bien, los demás no importan, no debemos olvidar que Jesús murió en la cruz y resucitó para todos, incluso para aquellos que lo crucificaron y lastimaron; fue así para todo aquel que se arrepiente y desea ser salvado para vivir en la gloria eterna, por tanto, nosotros no podemos hacer distinciones y debemos actuar con amor, traducido en respeto, rectitud, bondad, honestidad y caridad para con todo ser humano. No podemos arreglar los problemas del mundo ni de todas las personas, pero si podemos hacer bien para la gente que tenemos cerca, aun cuando esa persona se cruce en nuestra vida por una sola vez. Puedes amar a tu prójimo escuchándole, ayudándole si está en tus manos hacerlo, o simplemente regalándole una sonrisa. No hay clases sociales, no hay distinción de personas, para Dios todos somos verdaderamente iguales, y somos uno en comunión con Cristo, la única diferencia que Dios hace, radica en cuanto lo amas a Él, cuanto te amas a ti y por consiguiente, cuanto amas a los demás.
¡Gloria Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo!

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