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Hablemos de la fe

  • ceinte
  • 6 ene 2021
  • 3 Min. de lectura

Nuestro Señor Jesús nos dio una importante promesa y enseñanza para todo aquel que busca a Dios y cuyo corazón tienen un deseo.

En el evangelio de San Marcos capítulo 9 versículo 23, nos dice que “todo es posible para el que tiene fe”, estas palabras tan importantes son aquellas que derivan de la palabra del mismo Dios encarnado que nos muestra la clave para poder tocar el corazón y la voluntad de Dios a nuestro favor para obtener del cielo, el permiso y la oportunidad de que cualquier cosa en la tierra sea posible de realizar, solo basta tener fe.

Entonces bien, si para el hombre no hay nada imposible de lograr en la tierra si tiene fe, es importante primero entender que; en el libro de Hebreos capítulo 11, versículo 1, San Pablo, nos da una maravillosa definición y nos dice que la fe es: “La certeza de los que se espera, la convicción de lo que no se ve”, en esta corta frase nos da una catedra valiosa de cómo se manifiesta la fe en la mente y el corazón humano, la primera parte nos dice que la fe, es la seguridad y firmeza sobre que aquello que se desea verdaderamente sucederá, sin vacilación o duda alguna porqué aquello que deseamos lo hemos puesto en manos de Nuestro Padre para quien nada es imposible (Luc. 1:37) de tal forma que, si nuestro corazón ha atesorado que Dios todo lo puede, es totalmente seguro que aquello acontecerá.

La segunda parte de la definición que nos da San Pablo nos dice que la fe en la convicción de lo que no se ve, ello puede interpretarse desde dos vertientes, la primera, es desde la razón humana que al tener la certeza de que lo que deseamos lo verán nuestros ojos, no importa que no lo hayamos visto aún pues aquello pasará, la segunda, es desde el creer que lo Supremo y Divino es totalmente real, más allá de lo que nuestros sentidos perciben, por lo tanto, desde el plano espiritual Nuestro Padre mueve su voluntad de forma tan perfecta que todas las piezas en el plano material giran y se colocan para que lo que parece imposible, ocurra.

La fe, entonces bien, se convierte en la confianza plena en Dios que nos ama, de que ÉL en su sabiduría infinita nos ayudará a obtener aquello que deseamos y que no debemos dudar un instante en que así será. Sólo no debemos olvidar que para que las peticiones de nuestro corazón sean cumplidas deben ser conforme la voluntad de Dios, y esto es que sean inspiradas por Dios Espíritu Santo, de tal forma que serán cosas buenas para nosotros o para los que nos rodean y que no será nada que nos pueda lastimar, así que además la bondad de nuestro Padre están grande que no solo nos ayuda, sino que además vela porque lo que llegue a nuestra vida, sea para nuestro bien y para nuestra construcción y crecimiento como seres humanos, en favor también de nuestro camino hacia Él.

No importa cuál sea la situación por la que estés pasando, ni tampoco si hay algo que desde hace muchos años tu corazón anhela y no se ha cumplido, ponlo en manos de Nuestro Padre con confianza plena, y ten la seguridad de que se cumplirá en su tiempo perfecto y bajo las circunstancias precisas, todo estará bien.


Gracias Padre por tu amor y misericordia. ¡Gloria a ti!


 
 
 

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