¿Qué es el pecado?

El ser humano tiene la Gracia Divina de ser santo como Dios Nuestro Padre desea para todos y cada uno de nosotros, el tema de la santidad es maravilloso y muy amplio pero a la vez sencillo, pero ese será tema de otra entrega, la importancia en este momento de entender que Dios nos quiere santos, es con la finalidad de entender que la razón que nos aleja de ese destino y oportunidad para todos, es el PECADO, de acuerdo con Primera de Juan 1:8 “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros”, el libre albedrío que Dios nos dio en el momento de la creación es el don extraordinario y compasivo del Creador para que cada hombre y mujer elija lo que cree que es mejor, aún cuando esas decisiones no sean realmente las mejores para si mismo, el libro del Génesis nos muestra que el pecado está presente desde el inicio de la creación, la desobediencia de Adán y Eva de no comer del fruto del árbol de la sabiduría fue uno de los primeros pecados que desencadenaron otros más, como la mentira, siendo ellos participes del paraíso y en convivencia estrecha con Dios, tuvieron en su corazón y en su mente la oportunidad de obedecer la palabra de Dios o como ocurrió, hacer la contrario, de tal forma que el ser humano comete el error de desobedecer a la palabra y ley de Dios y por tanto al ir en contra de sus mandatos, cometer pecado contra quien es Santo, Poderoso y el amor perfecto.

El pecado por tanto, es un actuar humano que va en contra del amor Divino de Dios, pues como Nuestro Padre, aquello que ha establecido es para nuestro propio bien y beneficio, pero además para mantener el orden y equilibrio en toda la creación de la cual todos somos parte, por tanto, el pecado nos lleva también al desorden y caos, el cuál además de ser interno, repercute en la paz de los que nos rodean y muchas veces también más allá de los que podamos imaginar, por ejemplo: si un gobernante comete el pecado de robar a las finanzas públicas, está pecando contra el amor de Dios que le dio esa oportunidad de servir, pecó contra su alma la cuál no podrá tener paz hasta reparar la falta, pues la conciencia divina en su magnifica misericordia no dejará que ese hombre olvide su falta para que pueda salvarse, y por último pecó contra el orden y la paz del pueblo para cual fue conferido su servicio, pues el dinero robado ya no será invertido para mejorar la calidad de vida de esa población.

La Santa biblia nos muestra la gran cantidad de pecados que el hombre puede cometer: mentir, robar, desobedecer, cometer adulterio, criticar al prójimo, matar, humillar al desvalido, y muchos otros más, no importa si se cree que el pecado es pequeño como mentir, pues Dios es verdad o si el pecado es grave como matar, pues Dios es vida, el pecado cualquiera que sea su naturaleza es pecado, y va en contra de la voluntad de Dios, por tanto no le es agradable nuestro actuar y seremos desagradables ante sus ojos. Muchas veces creemos que no debemos pecar porque recibiremos un castigo, lo cual es verdad, pues todo lo que hacemos tiene una consecuencia que va directamente hacia nosotros en el futuro, pero en realidad debemos tener en cuenta que el no pecar debe ser un ACTO DE AMOR A DIOS, el seguir sus mandamientos y enseñanzas es una muestra de que Lo amamos y que queremos estar en paz con ÉL, pero además que deseamos seguirlo y ser servidores suyos en la tierra, demostrando a nuestro hermanos que se puede vivir una vida de amor y obediencia a Dios, como es su voluntad.

De tal manera que para debemos evitar el pecado, para no ofender a Nuestro Padre Dios, y demostrarle con hechos que queremos ser del número de sus elegidos y que queremos estar con ÉL en la gloria eterna y de su mano en nuestro camino por esta tierra.

ORACIÓN.

Padre, de ti provienen todas las gracias, te pido a través de tu Santo Espíritu, la fortaleza y sabiduría para alejarme del pecado y de toda ocasión en la que pueda llegar a ofenderte, deseo permanecer en tu amor y que aquello que tu deseas para mi y la humanidad sea cumplido, en el amor de la Divina Misericordia de Nuestro Señor Jesucristo.

¡Gloria a Dios! ¡Bendito por siempre! Amén.