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VENCER LAS TENTACIONES

  • ceinte
  • 26 dic 2021
  • 4 Min. de lectura

En algún momento de nuestra vida nos vemos frente a situaciones que nos ponen al filo del pecado, y en las cuales, si no nos encontramos con una fe firme de la mano de Dios, estamos expuestos a caer.

Nuestro Señor Jesucristo, segunda persona de la Divina Trinidad, segunda persona del Dios mismo por quien se vive, se hizo igual a nosotros en nuestra fragilidad y debilidad humana, para mostrarnos lo importantes que somos, cada ser humano es excepcional y Dios cuida de todos y todas. Solo en una cosa Jesús no se asemejó a nosotros, Él no tenía pecado, porque era el mismo Dios encarnado.

La Sagrada Escritura, nos muestra un fuerte y al mismo tiempo, bellísimo pasaje en el cuál somos instruidos para vencer las tentaciones, con la fortaleza, fe, confianza y amor a Dios. En el Evangelio según San Mateo capítulo 4 versículos 1 al 11, vemos las tres ocasiones en las que Jesús fue tentado mientras estaba en el desierto preparándose para el tiempo de su predicación y pasión, y nos da una enseñanza fundamental para vencer. Analicemos, el texto citado:

Primera tentación:

1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.

3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

4 Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.


En esta primera tentación, Jesús nos enseña firmemente la importancia de escuchar, leer y entender la palabra de Dios, como alimento para mantenernos firmes ante cualquier situación adversa, no importa la tormenta por la que estés atravesando, ni lo dura que pueda ser la prueba, si de verdad tienes la palabra de Dios en ti, podrás resistir cualquier situación. Por otra parte, la palabra de Dios es alimento para el alma y para el cuerpo, todo aquel que verdaderamente atesora la palabra de Dios y la busca continuamente, mantiene fuerte su ser, con vigor y felicidad, conociendo lo que nuestro Padre desea para nosotros, toda persona puede encontrar la salud, la paz y la dirección para su vida. La palabra de Dios la encontramos por excelencia en las Sagradas Escrituras, pero no es el único lugar, Nuestro Padre nos habla de muchas formas, a través de la naturaleza, de todas las personas que nos rodean, las circunstancias que nos suceden y en nuestro corazón, pon atención y escucha lo que Dios te quiere decir.


Segunda tentación:

5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,

6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.

7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.


¿Cuántas ocasiones sabemos exactamente que lo que no debemos hacer y sin embargo lo hacemos?, en nuestro corazón Dios puso la conciencia correcta para conocer lo que está bien y lo que no, pero muchas veces decidimos elegir justamente lo que ofende a Dios, creyendo que no necesitamos de Él, nos exponemos al peligro y al pecado de forma deliberada, esperando que siempre esté a la orden para auxiliarnos, y sin duda alguna es así, no obstante, muchas personas que haciendo lo incorrecto cuestionan la causa del porque las cosas no están bien, y cuestionan la voluntad de Dios, incluso reniegan de ella alegando que han sido olvidados o que no han sido escuchados. Ante tal circunstancia, Dios no nos abandona, pero tampoco debemos retar la acción del Creador pues ello no es solo ofenderle, sino fallarle en el respeto, obediencia y amor.


Tercera tentación:


8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,

9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían


Jesús es muy claro y contundente, solo a un Dios verdadero debemos adorar y servir, pues en realidad para eso fuimos creados, somos una parte maravillosa de la creación y pertenecemos a una serie espectacular de la creación cuya vida nos fue dada para pisar la tierra y cumplir una misión única que va destinada a servir a Dios y ayudar al prójimo, no obstante en el caminar de nuestra existencia olvidamos la razón verdadera por la cual estamos aquí, y el alma vacía de la palabra y el amor de Dios se convierte en servidora de “Dioses” falsos, como el dinero, el poder, la fama, la soberbia, la avaricia, la vanidad, la lujuria, en pocas palabras se ha dejado dominar por el pecado y deja de seguir la voluntad de Dios, perdiendo el rumbo de su existencia y se convierte en una vida superflua que llevará irremediablemente a la infelicidad y desanimo. Es por ello que nunca debemos perder de vista que, aun viviendo como seres terrenales, el centro de nuestra vida es Dios y nuestras obras son por Él y para ÉL, entonces, todo tiene sentido.


Si amamos a Dios podremos vencer cualquier tentación y con su gracia podremos salir adelante sin importar el dolor, miedo, tristeza u obstáculo que aparezca en nuestro camino, en Dios somos vencedores.


¡Gloria a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo!


 
 
 

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